11 marzo 2009

Chocolates y otros recuerdos


Llevo días con el antojo de un chocolate y por alguna razón, lo estoy posponiendo. Hace un rato Palm me estaba torturando y presumiéndome un chocolate y me acordé de una amiga que tuve en mi segundo trabajo.

La conocía de vista y sabía quien era porque tenía un puesto más o menos importante en la empresa. Una vez, llegaron unos consultores y me mandaron junto con uno de ellos a platicar con esta mujer (en aquel entonces ya estaba entrando en los 40's) y me pareció una señora terca y conservadora. Pensé que estaba casada y amargada, por lo que me sorprendió el rumor de que ella era lesbiana.

Pasó el tiempo y sucedió un día que fui a una fiesta lencha con unas amigas y ¡tómalo que me encuentro a la señora y a otra chava de la empresa! La amistad y las confidencias comenzaron. Me di cuenta de que ella se ponía a la defensiva para cuidarse y que en realidad era una persona agradable, sí cerrada en algunos asuntos, pero buena onda.

Junto con otras chavas del trabajo, se empezó a hacer un grupito. A veces salíamos a comer, íbamos a otras fiestas o simplemente íbamos a su casa a ver The L word o Queer as folk. Pero como en todo, había que cuidarse y sobretodo, cuidar la chamba.

Y bueno, me acordé de todo ésto porque en aquel entonces, nos mandábamos chocolates. Los metíamos en un sobre manila y los envíabamos con alguien más, como si se tratara de un asunto de trabajo.

Con el tiempo renuncié a ese trabajo y me fui a trabajar a otro lugar. La amistad se fue diluyendo, en parte porque era una de esas personas que había que frecuentar en dosis moderadas para poder llevarse bien.

La última vez que la vi, fue en una visita breve que hice a la empresa. Nos abrazamos y sonreímos. De verdad, me dio gusto verla.

Y bueno, ahorita que tengo un antojo terrible de chocolate, recordé lo genial que era recibir algo inesperado... como son las mejores cosas de la amistad.

1 comentario:

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