Callamos lo que nos duele, como si al callarlo no existiera. Por el contrario, el pecho nos estalla cuando queremos contar algo que amamos o disfrutamos. Lo decimos en voz alta y sentimos alivio. Porque poner algo en palabras es como construir una realidad y validarla ante el mundo.
Una vez alguien me dijo que hay que celebrar los logros, porque lo que no se celebra es como si nunca hubiera pasado. Armamos eventos para crear momentos memorables y poder marcarlos en nuestra memoria, así como callamos sucesos dolorosos con el fin de hacer como si nunca hubieran pasado.
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